No es ningún misterio que una alarma inalámbrica no requiere de cableado para vincularse y ser bien utilizada. Si bien es un proceso sencillo, ¿alguna vez te has preguntado cómo funciona la ciencia detrás de esta característica? Te lo contamos en esta nueva edición del Securitymag de First Security.
¿Te has fijado en las ondas que se generan en el agua cuando dejas caer una piedra en un pozo? La conexión inalámbrica de las alarmas es un fenómeno similar. La diferencia está en que en este caso, “la piedra” es un emisor láser que envía ondas radiales de baja frecuencia, las cuales se expanden en el aire a la velocidad de la luz. Tal como leíste.
¿Cuántas ondas? Aquel dato es indicado por los megaHertz, que son la cantidad de ondas emitidas por el sensor en un segundo. Aunque no lo creas es un dato muy importante, pues al igual que las ondas del agua, los sensores tienen una distancia límite para conectar los componentes de la alarma. Entonces, aquí un pro tip: si vas a comprar alarmas inalámbricas debes saber que a menor megaHertz, mayor será la distancia en que pueden funcionar estos equipos electrónicos
Mucho ojo, pues como las alarmas inalámbricas trabajan mediante ondas que se mueven en el espacio, aparece una nueva limitante: los objetos. A mayor cantidad de objetos sólidos que interfieran en las señales, menor será la distancia en las que se puede colocar, tanto los sensores, como el CPU y la sirena de tu sistema de alarmas.
En First Security no solo te contamos un poco sobre estos componentes, sino que también podemos instalar tu propia alarma inalámbrica para asegurar tu negocio o tu hogar con las bondades que la ciencia nos entrega. ¡Vive tranquilo!